Al recorrer las áreas rurales de Nicaragua, el paisaje es tan hermoso como cruda es la realidad de la pobreza. A la orilla de los caminos y el verdor del campo, se levantan casas improvisadas hechas con láminas de zinc, madera vieja y hasta plástico negro. Para quienes vienen de países como Canadá, el contraste es impactante.

Pero entre estas dificultades, la esperanza se levanta —ladrillo por ladrillo. Una de estas historias es la de Fátima, una mujer fuerte y decidida que trabaja como facilitadora del componente de género, en CEPROSI. Fátima nos abrió las puertas de su nuevo hogar con mucho orgullo.

“Siempre soñé con tener una casa con ventanas,” nos dijo con una sonrisa. Hasta hace poco, vivía con su familia, en una casa completamente hecha con láminas. Ahora, gracias al apoyo de un subsidio de CEPROSI, ella ha construido una vivienda con bloques y cemento. Aunque las ventanas aún son simples estructuras de madera y el piso es de tierra, ella siente un orgullo es inmenso.

Ya tiene construido un baño sencillo y planea agregar una cocina. Su esposo hizo todo el trabajo de construcción, estirando cada recurso al máximo. Al expresar su gratitud, Fátima no pudo evitar las lágrimas. “Estoy tan agradecida,” nos dijo con voz emocionada.

Pero su historia no termina en su hogar. Su determinación ha inspirado a sus hermanas, quienes también comenzaron a mejorar sus propias viviendas. Fátima nos presentó también a su hija Dalia, de 14 años. En sus primeros años, Dalia estaba gravemente desnutrida. Fue gracias al programa de nutrición de CEPROSI que Fátima aprendió a preparar leche de soya y, desde entonces, todo cambió. “Desde entonces, comenzó a mejorar.” Hoy, Dalia es una adolescente saludable, feliz y con un futuro prometedor.

Como Fátima, muchas otras mujeres están transformando sus vidas con el apoyo de CEPROSI. Estas no son solo historias de supervivencia, sino de fortaleza, ingenio y resiliencia. Lo que comienza con un pequeño préstamo o una clase de nutrición, a menudo se convierte en algo más grande: un hogar, una niña sana, una historia de empoderamiento. Fátima no solo está construyendo una casa, está construyendo esperanza y una mejor vida.