Si estás en un centro comercial de San Salvador, te puedes sentir como en cualquier parte del mundo. Es muy moderno y cuenta con todas las grandes marcas.
Sin embargo, si te desplazas unos kilómetros hacia las afueras de la ciudad, encontrarás algo muy diferente. Las comunidades situadas en una ladera alta de San Marcos, están desatendidas por el municipio. No tienen agua corriente y las condiciones en las que viven son tan difíciles como las de cualquier otra zona desfavorecida. Es aquí donde el socio de Kenoli, CESTA, fue la primera organización en ofrecer apoyo.
Lucila nos contó que antes luchaba sola para sobrevivir. Ahora, con la ayuda de CESTA, tiene un huerto biodiverso en la ladera de su colina, con un poco de todo: verduras, frutas, hierbas medicinales y flores. Ha aprendido a hacer abono orgánico para fertilizar sus plantas.
CESTA le proporcionó un tanque para almacenar agua y aprendió a recoger el agua de lluvia del tejado y a utilizarla en su huerto durante la época seca. Ahora puede cultivar verduras durante todo el año para alimentar a su familia.
Lucila también cría gallinas sanas, que dan huevos y carne a su familia.
Una de las formas más importantes en que ha cambiado su vida es que ya no está sola. Ella y otras mujeres trabajan y aprenden juntas. Trabajan por el cambio, abogando por un mejor acceso al agua. Juntas están mejorando sus vidas. Forman parte de una comunidad.
Mujeres cocinando juntas.
Nos quedamos asombrados y admirados por estas humildes mujeres que viven en condiciones muy difíciles y que han logrado tanto y seguirán logrando aún más.
Vera Radyo & Ken Phillips