“Cuando hago estos ejercicios con mi bebé, siento que se vuelve más fuerte,” Magdalena nos dijo con una sonrisa, mientras sostenía a su hija de dos meses. “También la masajeo antes de dormir, y se relaja tanto que duerme toda la noche.”
Magdalena forma parte de un grupo de unas veinte mujeres embarazadas y madres jóvenes que participan en el programa transformador, “Una Vida a la Vez”. Este está dirigido por la Organización Hogar Luceros, con sede en Camoapa, Nicaragua. Ahí llegan madres que viven en condiciones de pobreza extrema y muchas de ellas son madres solteras. Su misión es simple pero profunda: cuidar y acompañar a estas madres y sus bebes durante los primeros 1,000 días de vida (desde la concepción hasta los dos años de edad), un período clave para el desarrollo integral de la niñez.
Con base científica, el programa promueve la nutrición, la estimulación temprana y el vínculo afectivo. Las madres aprenden sobre la importancia y los beneficios de la lactancia materna exclusiva, así como ejercicios y hábitos que fortalecen el crecimiento saludable de sus bebés. Para Magdalena, el programa ha significado mucho más que conocimientos: ha sido confianza, conexión y tranquilidad.
“Sin este programa, yo no habría sabido cómo darle estas oportunidades a mi bebé. Aquí me siento respetada y he aprendido tanto”, expresó.
Pero para Hogar Luceros, el trabajo va más allá de los primeros años. El centro también ofrece apoyo escolar, reforzamiento escolar, clases de arte, computación, inglés y más. Es un lugar donde el aprendizaje, la risa y la esperanza crecen lado a lado. Acá no es solo un programa: hay un espacio de amor, sanación y nuevos comienzos y marca marcando la diferencia de una vida a la vez.